De repente, todo desaparece.

De pequeña me tapaba con la sábana hasta la cabeza para que nadie me viera ni me hiciese daño, cuando crecí comencea taparme con una sonrisa, para que al daño que me habian hecho no se pudiese ver. Pero cuando el daño ya está hecho, la sonrisa desaparece por arte de magia y de la nada aparece la tristeza. Lágrimas y más lágrimas. Soy frágil, demasiado diría yo. Por eso, la mayoría de las veces que me preguntas si estoy bien y asiento, es mentira. Todo es mentira, incluso tú eres mentira. 

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